Es la historia de la princesa de la
luna cuando desciende a la tierra donde cuida la familia de un viejo cortador
de bambú. El destino de su belleza luminosa es el de transmitir la paz y la
felicidad, pero la rivalidad que provoca su presencia celestial conduce a la
guerra.
Jirikylian, director artístico del
Nederlans Dans Theater y uno de los coreógrafos más aclamados de Europa, se
inspiro para crear este ballet de gran formato en la composición musical de
Maki Ishii que lleva el mismo nombre. La música de Ishii fusiona elementos
sonoros occidentales y orientales; mezcla percusiones occidentales y tambores
japoneses, que se enriquecen por los instrumentos de viento, estrechamente
asociados con el Gagaku. La Orquesta Cicle Percussion, dirigida por el propio
Ishii, juega un papel fundamental en la puesta en escena del ballet.
Kylian evita la idea tradicional de
hacer un "ballet" para cuento de hadas, porque quiere concentrarse en
el mensaje filosófico en lugar de abordar el tema narrativo de la historia
Kaguyahime. Su ballet ha creado una fusión entre danza, música e imágenes
escénicas que goza de una intensidad conmovedora. Su coreografía individualista
es un espejo exquisito de la música que por momentos expresa una inquietud
imperceptible y a veces se torna vertiginosamente violenta. El impacto visual
de esta obra se acentúa por los diseños y la iluminación de Michel Simón, que
utiliza un escenario de varios niveles de oscuridad como la noche, ilumina en
diferentes ocasiones por medio de pequeños puntos de luz móvil, por una esfera
resplandeciente inmersa y por hileras de spotlights, rayos luminosos muy
penetrantes, luces que convierten el piso en un espacio cuadriculado de color
rojo primero y después negro, y por la deslumbrante luz dorada que rebota sobre
una vasta extensión de seda ondulante. Kaguyahime es una obra maestra de la
danza con una calidad musical y dramática asombrosa.
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